Estas Navidades estaba un poco preocupada porque parecía que Mario estaba como distante, siempre con evasivas y nos hemos visto muy poco!
Pero justo ayer fui a buscarle a su casa para preguntarle que qué le pasaba y salimos a dar una vuelta, me prestó su bufanda de repuesto porque hacia un frio! y paseando fuimos a un sitio donde dan un roscón de Reyes, riquísimo. ÑaM!
Y me acordé de lo que más me gustaba de él cuando nos conocimos, es un chico sencillo, dulce, y a la vez un poco raro... Me gusta que se tome tan en serio su salud que lleva siempre dos bufandas en invierno, que dar un simple paseo con él siempre me resulta muy agradable. Muchas veces le miro y no sé que le está pasando por la cabeza, eso mola, porque a la que menos me lo espero ¡ZAS! Sorpresa!!
Por ejemplo hoy, todos estos días pensando que no le veia el pelo porque iba a dejarme y resulta que no, que es que su madre ha organizado cientos de cenas y cosas familiares y él no ha podido salir ni nada... De hecho cuando fui a su casa escuché todo el jaleo familiar en el salón... Y ya cuando salimos a pasear que yo estaba intentando adivinar en qué andaba él pensando y si tal vez se disponia cortar conmigo y que por eso no me habia invitado a entrar a su cena familiar... Cuando va y me dice que para después de las fiestas deberiamos volver a ver el segundo piso que nos gustó. BIEEEEN! Menudo regalo de Reyes, Mario de pronto parece que tiene ánimo de venirse a vivir conmigo! Juntos emancipados. OH! Qué chulo!!!
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